martes, 3 de junio de 2014

Registros Migratorios NORTE DE SANTANDER 6 de junio 2014

MUSEO NORTE DE SANTANDER 






Registros Migrantes

Algo que le está sucediendo al modo en que pensamos sobre el modo en que pensamos. Clifford Geertz. Conocimiento local, 1994.


El viaje es el sino del mundo globalizado. Cada día las conexiones son más evidentes, los desplazamientos más perentorios. Moverse, mudarse, migrar son acciones que cada vez más personas están obligadas a realizar. Los motivos de estos movimientos tienen todos los matices, desde el terror del desplazamiento forzado hasta la posibilidad de expansión profesional. En tiempos recientes los venezolanos, que acostumbrábamos ser turistas, nos hemos convertido en inmigrantes; la crisis económica, política y social ha impulsado a la clase media al desarraigo, al viaje, a la mudanza.

¿Y qué sucede cuando el que se muda es un artista? ¿Cómo aborda la experiencia? ¿Cómo la elabora? Estas son las preguntas que articula la exposición Registros Migrantes. La muestra recoge seis proyectos realizados por Diana Villamizar a partir de su propia experiencia como inmigrante. Desde el 2006 la artista se muda a Colombia, radicándose inicialmente en Cúcuta. Allí su trabajo empieza a articularse a partir del registro de la vivencia fronteriza usando medios audiovisuales y digitales. Si bien la investigación inicia como una reflexión acerca de su experiencia personal, deviene en un recuento de corte etnográfico sobre los intercambios económicos, el caótico orden y los particulares modos de vivir que suceden en la frontera, en esa banda porosa que separa y une a dos países.

Las primeras cinco obras de la muestra: La de todos los días, Cambio libre, Pimpivesa, Sexta con sexta y La partida registran los permanentes tránsitos, el movimiento humano, los intercambios comerciales al margen de la legalidad y la inevitable construcción de lazos afectivos más allá de las fronteras convencionales son. Mientras que la última, A medio camino, iniciada durante la residencia artística en Lugar a Dudas a finales del 2013, es un proyecto en proceso que documenta los motivos, añoranzas y vivencias de un grupo de venezolanos radicados en Colombia, usando como medio la entrevista directa registrada en video.

Pero surge otra pregunta, ¿tiene permiso el arte para apropiarse válidamente de los recursos de las ciencias sociales? Sí, porque el arte actual tiene la capacidad de interpretar el mundo, de construir conocimiento a través de la creación de objetos o experiencias significativas.

Al inicio del primer capítulo de su libro Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretación de las culturas, Clifford Geertz (1994, Paidos, Barcelona) nos cuenta que:

“En el ámbito de las ciencias sociales, creo que hay muchas cosas que son ciertas. Una es que, en años recientes, ha habido una enorme mezcla de géneros en la vida intelectual, y que esa amalgama de géneros continúa produciéndose. Otra es que muchos científicos sociales han renunciado a un ideal de explicación basado en leyes y ejemplos para asumir otro basado en casos e interpretaciones, buscando menos la clase de cosa que conecta planetas y péndulos y más esa clase que conecta crisantemos y espadas. Una tercera cosa es que, en la comprensión sociológica, las analogías extraídas de las humanidades están empezando a desempeñar el mismo papel que las extraídas de las profesiones y la tecnología han desempeñado ya desde hace tiempo en la comprensión física. Además, no sólo creo que tales cosas son ciertas, sino que lo son en su conjunto; y en este caso, mi objeto de estudio es el giro cultural que las ha hecho posibles: la refiguración del pensamiento social.” p. 31


Algo similar sucede en el trabajo de Diana Villamizar, presentado en esta muestra, y en el campo del arte en general. Este giro interpretativo ha servido para desplazar al arte de su función representativa, de mero síntoma cultural, hasta convertirlo en un medio capaz de analizar la realidad. Las obras de arte hoy dan cuenta de una realidad inmediata, de un contexto en el que el artista se sumerge para proponer una explicación. Estos registros y sus interpretaciones siguen usando el lenguaje propio del arte (objetos y experiencias) pero se contaminan de otras disciplinas, parecen estar más cerca de las ciencias sociales que de las bellas artes. Buscan comprender el contexto en que se inscriben y presentar esa propuesta interpretativa como una nueva forma de conocimiento. Articulan la experiencia del artista que necesita entender el mundo para explicar su lugar en él, para explicarse desde la inmanencia compartida. La nueva puesta en escena no aspira a crear vínculos desde la contemplación, su meta es otra: interpretar para comprender y hacer comprensible.

Susana Quintero Borowiak / Curadora